Análisis de Obra

Ascención sobre centro rojo
Óleo
Alberto Delmonte

“ASCENSIÓN SOBRE CENTRO ROJO” . Alberto Delmonte por Susana Nazer

Para acercarnos a la poética abstracta de Alberto Delmonte debemos partir de la puesta en valor las posibilidad de comunicarnos visualmente que tenemos de comunicarnos casi exclusivamente con los signos plásticos, sin que medie la figuración:

Observemos la obra:

Un plano gris como fondo de la composición.

Superpuesto a este un plano vertical color rojo lo atraviesa de lado a lado, escapándose de los límites del espacio plástico.

Vemos también otras dos formas de igual color: una a la derecha, ingresando a manera de cuña que apunta al centro físico de la obra, y otra hacia la izquierda una forma semicircular. Todos estos planos están construidos con la imprecisión de una geometría sensible, a mano alzada.

Una línea fundente contornea parcialmente estas figuras suavizando sutilmente el contraste intenso generado por la tensión perceptual entre el suave acromático y el estridente color.

Las líneas negras aparecen ante nuestra mirada en un primer plano. Quizás entramos a la obra a partir de este primer contacto: líneas que con direcciones oblicuas bien precisas “cosen” el gris y el rojo. A la vez, por un juego de ligeras proyecciones de sombras, se separan del fondo y adquieren cierto espesor.

Entre las varias líneas quebradas, muy dinámicas, en el margen izquierdo, una pequeña línea horizontal parece “sostener” a otra línea levemente oblicua. Debajo, una curva contiene y empuja perceptualmente hacia fuera al semicírculo rojo: aquí se produce una gran contradicción, tensión que surge de saber que convencionalmente en nuestra cultura “leemos” de izquierda a derecha, por lo que asociamos que en un campo plástico las formas pueden entrar por la izquierda y salir por la derecha. En este caso, Alberto Delmonte invierte nuestras expectativas: desde la derecha entra la figura en forma de cuña, reforzada su presencia por las líneas que la enmarcan como flecha. Entra y presiona sobre otra línea que intenta detener ese movimiento.

También hay arriba un punto, contenido por líneas a manera de “ojo”. Allí nuestra mirada se detiene un momento, y luego sigue…

Todo este cinetismo virtual repercute en la leve ondulación de la figura roja central, que aparece resistiendo el empuje.

Recordemos que la obra se titula “Ascensión sobre centro rojo” ¿no es esta una paradoja? Alberto Delmonte nos insta a pensar la obra poéticamente:

¿El centro es un punto?

¿El centro es un camino?

Hay una pequeña escalera, como dato asociado a algo formalmente reconocible. Son dos iniciales - V.H- que juegan con cierto hermetismo:

¿Quién pasó por ahí y dejó su huella?

¿Quién intentó subir a esta compleja escalera o andamio?

Si indagamos en algunos textos de Delmonte que citan palabras, nos encontramos con algo de su pensamiento:

“Religar entre los opuestos, cielo - tierra, hombre - mujer, lo espiritual y lo material, lo sagrado y lo profano. Y el arte en tanto lo es, cumple una función similar. Transforma al artista en un mediador. De alguna manera es el mago primitivo o el sacerdote religioso”

Vemos que el artista entiende la palabra religión en el contexto de su etimología, religar, y así genera un sentimiento profundo interior y espiritual sin dogmatismos. De aquí su interés por usar esta manera plástica que tiende a la simplicidad y a lo originario, develando una profunda espiritualidad

A lo largo de su trabajo y compromiso como artista, ¿de qué se nutre para llegar a construir y desarrollar este discurso?

Inicia sus estudios en 1949, con una intensa formación académica.

Paralelamente a la formación plástica, realiza cursos de filosofía, historia del arte, culturas precolombinas, arqueología americana, etc.

En 1961 toma contacto con discípulos del artista uruguayo Joaquín Torres García que, con una formación orientada al arte constructivista, desarrollan una poética ligada a la noción de estructura sobre la que se articula un discurso que va de lo local a lo universal. Entre 1989 y 1994 forma con ellos el grupo “El ojo del Río”, en el que trabaja con Julián Agosta, Adrián Dorado y Adolfo Nigro.

Quizás en esta obra, “Ascensión sobre centro rojo”, la estructura es una red sobre la que se religan ancestrales manifestaciones de los “Pueblos Originarios”: pictografías sobre los muros, gestos, ideografías y diversas formas de escritur. Alberto Delmonte, y nosotros con él, intenta anudarnos a la tierra que pisamos y empezar el largo camino de construir un conceptualismo latinoamericano.

Sobre Alberto Delmonte
Nació en Buenos Aires en 1933. Inició sus estudios en el año 1949 con Marcos Tiglio, continuando posteriormente su formación con el escultor Carlos de la Cárcova y Héctor Cartier.
En 1961 viaja a Montevideo en dónde se relaciona con los discípulos del taller Torres García.
Sus obras figuran en 28 Museos Municipales, Provinciales, Nacionales y Privados, entre ellos: Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Museo Sívori, Museo de Arte Comtemporáneo Latinoamericano, Museo Provincial de Buenos Aires, Museo de Arte Americano de Uruguay, Museo “Torres García” de Uruguay, Museo Nacional de Bellas Artes y Museo Nacional de Bellas Artes de Chile, además de colecciones privadas.
Falleció en 2005.

Susana Beatriz Nazer
Profesora Superior en Artes Visuales
Maestra Especial de Teatro.
Docente ejerciendo en las Escuelas de Arte “Xul Solar”, de Teatro y de Estética de nuestra ciudad.
Artista integrada al grupo “Biolencia”
Coordinadora de puestas en escena de narradores “Las Cuenteras de la esquina”